UN POETA OLVIDADO DE TABASCO José Manuel Puig y Domínguez Ver más grande

UN POETA OLVIDADO DE TABASCO José Manuel Puig y Domínguez

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$ 150.00 IVA incl.

Ficha técnica

Autores Jesús Morales Bermúdez
Editorial (es) UNICACH / CESMECA
Medidas 14 x 21 cm
Páginas 129
Edición Primera
Año de Edición 2019
Impresión/Mes Noviembre
Impresión Año 2019
Tiraje 300
Libro en PDF http://repositorio.cesmeca.mx/bitstream/11595/989/1/Un%20poeta%20olvidado%20de%20Tabasco%20FINALrep.pdf

Más información

Ofrezco, en las páginas a continuación, un conjunto de poemas hasta ahora dispersos de un poeta decimonónico de Tabasco. Me mueve a hacerlo cierto interés por reconocer la región del sur de México, de Centroamérica también, así sea de manera fragmentada, desde el campo de la literatura. Es claro: la poesía, como la música, la narrativa y las artes son prácticas que nos hacen ser al tiempo que dicen cómo somos, ya fuere de manera ideal, conceptual, imaginaria. En tal sentido, construyen algunas implicaciones ontológicas y éticas o las expresan, en tanto suelen invitarnos a replantearnos la forma de entender nuestra relación con los otros. En la literatura y las artes, como en tantas expresiones de carácter cultural, existe una doble naturaleza del discurso en ellas inscrito: aquella representativa (es decir, que pone en circulación representaciones sobre actores y procesos sociales) y aquella realizativa (es decir, que tiene implicaciones sociales así sean simbólicas) de producciones literarias u objetos artísticos. Aparte de ese tipo doble de naturaleza del discurso, existe en general la expresión de alguna posición ante la vida por parte del creador, se trate, por ejemplo, de una posición política materialista o liberal, de una posición religiosa, de una posición explícitamente estética, supuestamente atraída al seno de la obra misma, aunque la obra, merced a su naturaleza performativa de la realidad, discurre por derroteros distantes de aquellos enunciados por su autor. En algún momento escapa a la prisión ideada por el creador, porque la obra es capa o cobertura formal de una naturaleza propia, expuesta además en la forma misma, lo cual es tanto como decir que no hay contenido sin forma y que con frecuencia la forma es la obra misma. Merced a la forma podemos su naturaleza conocer, la tradición ar- 8 tística de su procedencia, los derroteros de su caminar y la libertad en que se construye, que es tanto como discurrir de la libertad humana. Caso ilustrador de semejante aseveración, el de José Revueltas en México. El filósofo Adolfo Sánchez Vázquez, quien dedicó un extenso análisis en torno al escritor referido, a las características de su estética literaria, a las contradicciones entre ésta y sus posiciones ideológicas marxistas, trató de comprender la posición del novelista. Sobre ello escribió, a “la continuidad”, del escritor, “en el plano literario y discontinuidad en el terreno teórico [que] se traduce forzosamente […] en una contradicción entre la estética asumida explícitamente por Revueltas y la estética que se desprende de su novelística, particularmente en Los días terrenales”.1 Se trata, lo hemos anotado, de una contradicción inherente al ejercicio artístico o creativo. La obra exige autonomía total por mucho de las condiciones imaginadas por su autor. Sánchez Vázquez se vale de las categorías de “estética terrenal” y “estética celestial” para dirimir la contradicción en la obra referida.