ANUARIO 1997

Ofrecemos a nuestros lectores el anuario 7997, octava entrega ininterrumpidamente de un esfuerzo sistemático por poner a su alcance la actualidad de las ciencias sociales tal como aparecen y se construyen en esta región de la patria mexicana. Más allá del nivel local, las preocupaciones multirregionales pero también teóricas convocan nuestra atención, en un llamado por trascender perspectivas de estrecho horizonte en pos de un diálogo con las múltiples miradas contemporáneas de México, de Centroamérica y del mundo. La amplitud de horizontes, recuerdan los filósofos, airea pensamiento y espíritu y encamina la reflexión, los métodos, hacia dimensiones de mayor libertad y de mayor rigor. El Anuario de Investigación 1997 representa, una vez más, la vocación del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica de la Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas, una vocación de pluralidad y de universalidad. No el afincamiento en el discurso en boga, no el ceñimiento al curso religioso o ideológico de una supuesta polaridad dicotómica de la sociedad y del mundo, cíclica ella misma, es su signo. Pensar a Chiapas, a México y sus problemas, pensar a Centroamérica, pensar a las ciencias sociales y las humanidades en los meandros que las constituyen, atisbar en temas inéditos por lo novedoso de la problemática a que se refieren, combinar el ejercicio de académicos de prestigio con el de noveles académicos, procurar decoro intelectual y equilibrio en cada nuevo Anuario devienen deber y aventura de la imaginación para este Centro y para cuantos en él esforzamos y disfrutamos el oficio del pensamiento y de la investigación. La composición del Anuario 7997, ha procurado la presencia de bloques temáticos que han estado presentes en sus predecesores. La antropología, la economía, la historia, el patrimonio cultural, la literatura, la psicología social, y el ensayo encuentran derrotero en él. Un Anuario que conlleva la intención de fungir como propuesta dialogal con quienes construyen el pensamiento de nuestra época. Ninguna sociedad traza su destino y las rutas de su futuro ayuna de las voces de sus pensadores, por ser contradictorias y diversas que estas voces sean, a veces, al calor del rejuego de estas contradicciones. Aspirar, sin embargo, a construir una inteligencia de época exige, aparte de atención al decurso del mundo, una perspectiva de serenidad, de complejidad y de distancia, una pasión por la vida, por la intuición, la forma. Una larga dedicación, también, y disciplina y trabajo esforzado, aparte del reconocimiento de lo diverso y del pulso crítico y de una aspiración hacia la sabiduría.