LA REGION DEL UNIVERSO La obra de Manuel Velázquez

En alguna parte dice Sartre que leer un libro es escribirlo y ésta es en buena medida la propuesta que se hace aquí. En una doble y polarizada vertiente, sin embargo, porque en efecto el contenido pretende constituir un conjunto de pistas y señales para su propia reescritura tanto como sugerencias y claves bastante poco secretas para la lectura y relectura de la obra de este otro Velázquez, Manuel de nombre, mexicano y chiapaneco, pintor que responde a la letra, casi como si fuera suya, a esa idea de d'Arcy Hayman acerca de que la misión del artista es "establecer relaciones entre el mundo de la imaginación, del pensamiento y el mundo físico de la realidad objetiva", además de hacer de la obra un dispositivo capaz de "inflamar e intensificar".

Por alguna razón menos misteriosa que larga de explicar, durante varios años Xalapa ha atraído y atrapado a un cierto número de artistas foráneos entre los que se cuenta Manuel Velázquez, artista alejado de las modas y maestro dentro y fuera de los muros, personaje de sandalias o tenis y de aires reflexivos y pausados que compensan la música que lleva adentro.

Pirañas, el motor de la bomba de la pecera, "Lesbi" -la perra Rotweiller-; a veces India y otras Dead Can Dance ambientan el diálogo, ahora salpicado de notas y complementado con uno que otro texto publicado anteriormente, todo lo cual sirve para tantear que no sólo leer un libro es escribirlo sino que puede ser un ejercicio de ida y vuelta a la misma fuente.