EL RASTRO DE LA EXPERIENCIA: JUAN JOSE DIAZ INFANTE

El rastro de la experiencia toma la personalidad de Juan José Díaz Infante como eje temático de una especie de discurso que celebra la locura creativa y al mismo tiempo como pretexto para ensayar acerca de la naturaleza del arte y la cultura actuales, con tonos que no pasan por alto la indiferencia, las inercias, el vacío, el individualismo y la falta de sentido de una buena parte de las operaciones que se realizan en esos ámbitos. Por eso se trata de un documento de doble articulación: por una parte, la presentación de un personaje que se caracteriza por sus audaces contribuciones a reducir el tramo del dicho y al hecho y cuyo mayor acierto es precisamente convertir en cosa toda idea; por otra, una línea de pensamiento que reflexiona y promueve la reflexión en torno a la provisionaliadad de las valoraciones y a la urgente necesidad de dejar de interpretar la democracia "como el afán de querer quedar bien con todos", idea que se conjuga con el miedo a los límites, con el desconocimiento de ellos y con otras confusiones, para avalar cualquier clase de productos sin la menor sospecha de qué es lo que los puede situar de un lado o de otro, acogiéndolosy promocionándolos como obras dignas de atención sólo porque responden a las tesis narcisistas del "hay que ser uno mismo" y "así soy yo", no importa cuán desprovistas estén de oficio, oportunidad, pertinencia y sentido, e incluso de un
sinsentido que no sea gratuito.